domingo, 24 de abril de 2022


OCEAN VUONG, CIELO NOCTURNO CON HERIDAS DE FUEGO. (VASO ROTO).

DE TROYA A SAIGÓN DESTINO BROOKLYN


Y ahora, invadida de lluvia verde y napalm, qué decir de la potencia abarcadora de esta lengua de abismos, de insólitas imágenes, de cuerpos con hambre de otros cuerpos, de perdidas, de ausencias, de abandono. Ciertamente, no es un libro de territorio al uso. Aquí se navega entre Oriente y Occidente con temporal de fondo; desde la antigua Troya a Saigón vadeando mitos y oleadas de escrituras, así como un colorido despliegue de formas, incluido el gazal árabe o persa (con sus dísticos), ya contemplados en algunas poéticas norteamericanas, como la de Adrienne Rich, junto a otras formas de corte imagista, tipo Williams o Pound. Todo ello, en una exhibición de poesía contemporánea original, desgarrada y valiente, que impresiona de verdad y nos interpela de continuo. La poesía siempre es un don, una ofrenda, y, en este texto, es un regalo repleto de paisajes vietnamitas, de lluvias finas, de mares, de monjas en llamas caminando hacia su dios, de cielos rojos, de homosexualidad, de migraciones… En definitiva, de seres… donde siempre es octubre en la garganta y la lluvia atraviesa, como balas, el recuerdo de los progenitores: “Una vez tragué lluvia durante una tormenta entera verde. Horas acostada de espaldas con mi niñez abierta”.

Para ello, este joven vietnamita, nieto de estadounidense y emigrado a EE.UU., maneja con maestría el arte de la yuxtaposición, la irracionalidad o el extrañamiento, con una mano radical, aunque no violenta (que recuerda a Dickinson), cuando nos dice “… cierro los labios de mi padre / con los míos y comienzo / la devota tarea del ahogamiento” , o “… cuando nuestros labios se tocaron el día se cerró como un ataúd. En el museo del corazón.”

O bien, cuando asistimos extrañados y sobrecogidos a la evacuación de Saigón bajo las bombas, mientras “Blanca Navidad” suena en la radio, y el policía yace “… boca abajo en un charco de Coca-Cola / con un retrato del padre empapándose / junto a su oreja izquierda; Y continúa sin inmutarse “Cuando dejamos la ciudad, seguía en llamas, por lo demás, era una mañana perfecta de primavera. Jacintos blancos boqueaban en el césped de la embajada, bajo un cielo azul de septiembre.

Otras veces, en un alarde de irracionalidad, es capaz de hacer crecer un piano negro en la pradera ante nuestros propios ojos, pero “no es un piano, sino una yegua… La boca blanca sobresale como un puño. Me arrodillo ante mi bestia… El caballo y yo: una acuarela colgada fresca.

Tampoco nos deja indiferente su visión, su precisión fotográfica, sobre lo cotidiano, al más puro estilo imagista ya mencionado: “Con la juventud suficiente… entran de la mano en el cráter de la bomba. La noche llena / de dientes negros, el Rolex falso, semanas / antes de romperse contra el rostro de ella, ahora brilla tenue / como una luna miniatura detrás de su cabello.”

En los poemas de Ocean Vuong, la cotidianidad de la vida aparece atravesada, tanto en Vietnam como en América, por la violencia y la vulnerabilidad de los personajes, pero también existe un hueco en ellos para la ternura “¿me escuchas? La parte más hermosa / de tu cuerpo es donde / cae la sombra de tu madre”, así como también lo hay para la pasión y para los sueños, en una nueva sociedad, en una nueva lengua, que no es la suya:

“Llevábamos meses navegando. Había sal en nuestras frases, pero la orilla del mundo no aparecía. Se acostó a mi lado y colocó una palabra en mi nuca”

“Lo logramos, amor / Viajamos a bordo de la limusina  / negra. Flanquean  / la calle para gritar tu nombre y el mío. / Amo a mi país. / ¿pero, a quien engaño? Sostengo / tus pensamientos aún calientes dentro, / Jack. Me echo sobre el maletero para salvar / un fragmento de tu memoria, / aquel en donde nos besamos… / Amo / este país. Las caras retorcidas. / Mi país. La tarde azul. Negra / limusina. Mi único guante blanco / brilla en rosa, con todos / nuestros American dreams”.

Esta poesía es una escritura que no te deja indemne. Es una poesía afilada, alejada de la emocionalidad beatíficamente positiva; una aventura de itinerario poco previsible. El verso, en primera persona, aunque no siempre, es ágil y libérrimo, con distorsión de la sintaxis, y palabras elididas, que nos enfrentan a situaciones enigmáticas o ambivalentes. El tono, aunque amargo y reflexivo, no está exento de calidez y de lirismo desbordante en muchos de los poemas, en especial cuando afloran los recuerdos de la madre y de las historias de la abuela.

Con todo ello, este poemario se consolida como una obra original y arriesgada, donde la magia de un lenguaje de adopción, fresco y lleno de musicalidad, es capaz, de sumergirnos en la idea de ausencia, de fractura, y de abandono de los personajes.



#RecomiendaunLibro.

 

viernes, 22 de abril de 2022

Vermú poético con Genialogías, el próximo sábado 30 de abril com Andrea Aguirre, María Solís y servidora, Marga Mayordomo.



miércoles, 20 de abril de 2022

AYER, RECORDANDO A GUADALUPE GRANDE EN LA BIBLIOTECA NACIONAL. 

Allí estuvimos a pleno aforo, en un acto de gran belleza plástica y literaria, fruto del trabajo de una mujer extraordinaria y polifacética, y del apoyo y puesta en escena promovido por amigos, poetas e Instituciones.

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martes, 12 de abril de 2022

Federico Gallego Ripoll (en Facebook): “Yukón”, de Marga Mayordomo. Reseña.             Generar lenguaje debería ser condición esencial del poeta, como generar ámbito de vuelo es condición del ave.

Pero, a veces, generar lenguaje implica también generar conciencia, territorio –para el lector- de la restauración de una actitud inaugural ante las palabras, dispuestas desde la matemática subterránea de la vida. Advertimos el efecto, y nos sentimos implicados desde un no saber por qué, pero sabiéndonos sabidos desde ese mismo por qué.

Sí, me refiero a “Yukón”, de Marga Mayordomo.

Lo escrito brota en un territorio libre, no hay fertilizantes químicos, no hay cercas que lo acoten, ni una superficie orgánica sobre la que se sustente la palabra. La idea arde bajo el agua, crepita en lo anaerobio del huevo enterrado, llueve en lo profundo de la sima, vuela tras los párpados del caimán que dormita.

La poeta es libre –además de por naturaleza- por saber que el Poder la ignora, como ignora todo cuanto va más allá, en su control que castra, del contar, el medir y el pesar. El pensar y el pesar. El Poder pesa en su balanza: no piensa (el pensamiento... ¿qué?). Y sabe la poeta que seguirá caminando en la acompañada soledad de los no necesarios en este mundo de los escaparates y los cuchillos y los business y los codazos, quienes aún optamos a que en el fondo de nuestro equipaje el único logotipo visible sea el compuesto por las tres letras del verbo SER.

Cuánto aprendo de Julio Más (gracias) siempre, también en el prólogo de este libro, de contenido, por otra parte, imposible de reproducir en un formato tan lineal como el de Facebook. Yo procuro leer a cada poeta como si fuera el único vaso de agua que queda en el mundo, así me libro de ubicar a nadie en lugar alguno. (Entiéndanme, a cada poeta: condición no siempre compatible con la edición de libros de versos.)

Si aún no lo tienen, y quieren saber hasta dónde da de sí lo imposible, busquen este libro y jueguen a encontrar a quienes, una vez adentrados en él, aún no hemos hallado la forma de salir.

Una poeta expandiéndose en su Big bang: Marga Mayordomo.

 

SOBREVIVIENTES

   

“Los camiones de basura se dirigen en fila a la aurora

     con sus luces encendidas.

     JULIO MAS ALCARAZ

I

sin luz tampoco estrellas

en la periferia de otro mundo rebusca

rebusca __bajo la luna fría

             apaguen los mecheros  callarse... no existen los ratones

solo en sueños

entre casitas de hojalata y pvc __mirando al Norte   avergonzadas

ahí __sus voces la sombra de los perros el bullicio de Atapuerca

sus meninos

los meninos de la rúa pibes chamacos nanos escuincles

decí lo que querís...   ¡hablen más duro!

¿qué pasa con el audio?

... mi papá está perdido

         

 o mío babbino caro

          __oh María María canta más fuerte

          (ah sí _los extrarradios)

 

ahí está __procaz embarazada

la llanura

sus entrañas –leche y miel reza el anuncio-

la muerte las drogas el alcohol

__extraños frutos del “Jardín del Paraíso”

 

  

          pienso en El Bosco

          y en ese museo donde ya no cabe un alma

          (busco en vano el roce de otra piel

          _estoy loca de nostalgia)

          aquí: el infierno