Aquí dejo algunas imágenes del invierno en el apogeo de su
belleza.
YUKÓN: LA POSMODERNIDAD DE LA POSTMODERNIDAD
Ya en su anterior libro, Pájaros Tatoo (2018, Cuadernos del Laberinto),
la poeta daba señales de querer explorar territorios poco convencionales. Al
rigor y dominio del lenguaje propio de una alumna de Olvido García Valdés se le
unía un componente rebelde, visible en diversos poemas y algunas formas de
anotar los poemas. Con Yukón (versos mestizos) la poeta da un salto hacia
adelante arriesgado y valeroso.
Si alguien daba ya por muerto el posmodernismo poético, con
el cadáver de Ashbery frío desde hace tiempo y con los nuevos usos poéticos
basados en la escuela de Instagram y otros nudos sociales, Marga viene a pegar
un golpe sobre la mesa para despertar a quienes dormitan alrededor de la poesía
y señalar a cada uno como quien despierta a un niño arrojándole un jarro de
agua fría.
No hay concesiones en el Yukón. La supervivencia no se
garantiza y exige de un esfuerzo constante. No es un territorio para salir a
pasear al perro, porque los osos se lo pueden comer. Aquí se ha de caminar
armado y con un claro instinto de supervivencia.
Decía el poeta David Antin, en el Desmembramiento de Orfeo,
que uno tiene el posmodernismo que se merece, pero Antin escribía desde los 80,
surfeando la ola de riqueza financiera y ajeno a la existencia del minotauro
llamado Internet. En realidad, nadie merece pasar por la situación que
atraviesan las mesas de libros de poesía por graves que sean sus pecados, y
somos afortunados de contar con
exploradoras valientes como la poeta.
El posmodernismo de Mayordomo contiene elementos clásicos. Es
juguetón, es abierto y es disyuntivo en su organización de una sintaxis
heterogénea y no lineal. Tiene algo anárquico y disperso, juega con el lenguaje
escrito a través de signos y modificaciones a la Apollinaire y le gusta lo
metonímico. Es un verso respirado frente al verso métrico, con estructuras que
se contraen y expansionan, la poesía un proceso y un resultado.
Dentro de ese juego, un elemento característico de este libro
es el uso de otras lenguas y extranjerismos, como si el lenguaje fuera uno
solo, alejado de aduanas y pasaportes:
Desde esa misma orientación se entiende la mezcla con referencias culturalistas, al que le acompaña un enfoque irreverente y desenfadado:
mis pobres
locos Aquiles Hanifa Ibrahím
¡ah! las energías las energías universos paralelos en la fiesta de Neptuno
La propia poeta anuncia que todo es incierto y su capacidad para avanzar sobre este terreno puede verse en numerosos versos, muchas veces aderezado con un fino sentido del humor:
hacia la posibilidad de un cielo (sin vagalumens) bajo la media-luna verde el Euribor
La intertextualidad también abunda en numerosas páginas:
Y, sin embargo, en muchos otros gestos, podríamos señalar que
la poeta está en la posmodernidad de la postmodernidad, alejada del lenguaje
como objeto ilógico, del desprendimiento semántico pleno y de la dicotomía de
las definiciones conclusivas. Hay muchos momentos líricos:
Hay metáforas clásicas:
las feas nalgas de la vida
Y finales rotundos:
nos amamos éramos jóvenes y estábamos nuevos podíamos con las notas más altas eran los días de sol en que los niños vestían de tul
Y existe una preocupación clásica por el yo, alejada de impersonalismos, que se define de diversas maneras a lo largo del poemario: polvo de estrellas; yo soy una valquiria; yo soy una voyeur; soy un abismo puesto en pause; y que se resume en el verso: I am me pertenezco.
Marga Mayordomo se pertenece y, con el descaro propio de la madurez, transciende los límites clásicos y previsibles de la posmodernidad para crear su propio universo lírico, único, intransferible, en el que cabe todo lo que desea y nada parece superfluo o gratuito. Su collage es un falso collage. No está en la línea de Max Ernst o Kurt Schwitters, y mucho menos del Europe de Ashbery. En una primera lectura las piezas parecen no encajar, pero es solo un problema de perspectiva. La poeta sabe donde coloca cada fragmento e intertexto, y sus manos tienen más de orfebre que de repartidor de suertes. Decía William Carlos Williams que el propósito del poeta debe ser hacer de sus palabras una nueva forma. Con ese objetivo, Mayordomo recicla el collage y reivindica la alta poesía, arriesgada y lírica, y lo hace en cada verso, algo real, desmembrado como el mundo que vivimos, pero auténtico. JULIO MAS ALCARAZ
Queridos todos y muy amados, mi corazón está dando saltos, como un pajarito adolescente, porque ya está naciendo mi nuevo poemario “Yukón”, como el gran río del Norte, entre Canadá y Alaska. Pronto será bautizado/presentado en cuanto el Covid se apiade de nosotros. Mientras os dejo un poema del anterior “Pájaros tatoo", de Cuadernos del Laberinto.